Ahora nos suena imposible, pero a inicios de los 2000 Disney no sabía si Michael Eisner le pidió solo una cosa: ponerle como subtítulo La maldición de la Perla Negra.

¿Mi tesoro? Lo dejé todo allí 3b3714
La idea de Eisner tenía sentido: si a Piratas del Caribe, que era una atracción de Disney Land, se le añadía un subtítulo, se abría la puerta para crear más y más secuelas desligadas del parque temático. Verbinski estuvo totalmente en contra desde el principio y alegó que no tenía ningún sentido, porque la Perla Negra no tenía nada que ver con la maldición, pero pese a todo agachó la cabeza y siguió adelante porque, qué demonios, quería esos 150 millones de dólares como fuera.
La película se rodó en tan solo cinco meses (muy poco para un producto de este calibre), y aunque marcó época, lo cierto es que tiene algún fallo fácil de detectar. Por ejemplo, si te fijas, en el momento que el Interceptor acaba destruido, cuando Elizabeth baja por la cuerda, puedes ver a un hombre con auriculares y un megáfono en la mano: es, ni más ni menos, que Gore Verbinski dirigiendo la toma. Ups.

Lo cierto es que no importaba la buena o mala pinta que tuviera: después del fracaso en 1995 de One Piece ríe con superioridad.