La noche que devora la mente 351w5x
por Tomás Andrés GuerreroLa película sa MadS, dirigida por David Moreau, es una de las propuestas más intensas y originales del cine de terror reciente. Ambientada en una noche que empieza con una fiesta electrónica y termina en un caos violento, la historia sigue a un grupo de jóvenes atrapados en una ciudad donde las personas, sin razón aparente, comienzan a volverse agresivas. Lo que parece una alucinación por drogas se convierte rápidamente en una lucha por la supervivencia.
Lo más llamativo del filme es su forma de contar la historia: toda la película está rodada como si fuera un único plano secuencia, sin cortes visibles. Esta técnica hace que el espectador se sienta dentro de la acción, viviendo cada momento sin descanso, como si estuviera escapando junto a los personajes. La cámara nunca se detiene, y eso genera una tensión constante que no da respiro.
A medida que avanza la historia, la película cambia de protagonistas, mostrándonos distintos puntos de vista del mismo desastre. Esto permite ver cómo cada personaje reacciona de forma distinta ante el miedo, el caos o la pérdida. En lugar de centrarse en un solo héroe, MadS ofrece un retrato más coral y humano de una generación joven enfrentada a una situación límite: una juventud abyecta a causa de la apatía generalizada y el miedo en la sociedad actual.
Las actuaciones, en su mayoría de actores jóvenes y poco conocidos, son convincentes y naturales. Destacan Lucille Guillaume, que logran transmitir emociones reales sin necesidad de grandes discursos. El estilo visual y sonoro de la película también contribuye a la atmósfera opresiva: luces parpadeantes, música electrónica y ruidos inquietantes nos mantienen alerta todo el tiempo.
Aunque se puede ver como una película de terror o acción, MadS también funciona como una metáfora de nuestros tiempos. Habla sobre la desorientación de los jóvenes, la violencia latente en la sociedad y la fragilidad de nuestras rutinas. No hay explicaciones claras ni soluciones fáciles, y eso es precisamente lo que la hace más inquietante.
MadS se presenta como una de las sensaciones de género europeo del año: una experiencia intensa, original y emocionalmente potente. No es un terror tradicional ni una historia con moraleja, pero sí una película que atrapa, incomoda y deja huella. Ideal para quienes buscan algo diferente dentro del cine comercial, y para los que se atreven a mirar de frente el lado más oscuro de nuestra realidad.